Reseña:
La tripulación del Ósmosis ha regresado de las profundidades del espacio, pero traen consigo algo más que recuerdos. Un secreto oscuro y aterrador que amenaza con cambiar el curso de la humanidad. ¿Qué fuerzas desconocidas acechan en las sombras del cosmos? Y lo más importante, ¿podrán contener lo que han desatado?Ficha técnica:
El astronauta Anderson
La mano del astronauta Anderson, golpeó con toda su fuerza el teclado de la cerradura de la escotilla, como una burda forma de abrirla con urgencia. Tomó aire y apoyó su cuerpo contra la pared, mientras intentaba teclear el código deprisa y sin equivocarse. El cristal de su escafandra se llenaba de gotas de sangre en su interior.
Algo estaba dentro del traje junto con él, había comenzado como un ardor a la altura del pecho que se extendió a la espalda y bajó a su entrepierna. Las primeras gotas aparecieron flotando para su espanto y en pocos minutos tenía dificultades para respirar y moverse.
Cuando finalmente la escotilla se abrió, se lanzó al piso. Ya no podía mantenerse en pie.
Del otro lado lo esperaba el equipo científico del Ósmosis, que lejos de ayudarlo, no le permitió que se quitara el traje. Con completa parálisis de su cuerpo, fue testigo de como una masa de carne de color carmesí ascendió por su cuello y le cubrió la cara. Anderson había sido deglutido por ese tejido vivo y hambriento.
Han llegado los héroes
Luego de un prolongado viaje desde los confines del sistema solar, el equipo completo del Ósmosis llega a Tierra. El proyecto fue un éxito, demostró la posibilidad de vivir largos lapsos de tiempo en el espacio sin que la salud física de los astronautas se viera afectada. Todo eso gracias a la nueva tecnología en viajes con la que la astronave Ósmosis contaba.
En la primera entrevista para televisión de los astronautas junto a sus esposas, y para simpatía de los televidentes, todos coincidieron que deseaban tener hijos lo antes posible. El entrevistador no pudo evitar bromear sobre el asunto.
En un primer plano, las cámaras captaron cómo el astronauta Victor Anderson tomó de la mano a su esposa Sara y le dio un tierno beso.
También las cámaras captaron que algo sobresale a la altura de sus tobillos pero se mantenía oculto por el pantalón. La productora decidió editar esos segundos, pues considero que sería un efecto de sombras y luces.
No soy yo
En la intimidad del hogar de los Anderson, las cosas se tornaron inquietantes para Sara. La pasión de Victor dejó de ser romántica y giró hacia lo instintivo, salvaje y animal. Ella se sentía incómoda y no lograba una verdadera conexión con su marido, así que pidió que se detuviera, que le diera unos minutos.
Victor se puso de pie y se dirigió hacia la ventana. Desde allí contempló el cielo estrellado y preguntó a su esposa. —¿Sabes que encontramos allí afuera?—
Mientras tanto, en el laboratorio del centro espacial, la Dra. Raven detecta algo insólito en la muestra de sangre de los astronautas. El fluido rojo no tenía ningún elemento contaminante, solo que no era sangre. Oculto detrás de una máscara casi perfecta y después de varias horas, comienza a mostrar su verdadero rostro. Como organismos vivos e independientes, intentaban liberarse de los tubos de ensayo donde se encontraban.
Raven da la alarma a las autoridades. Debían cazar a los astronautas y los que hayan tenido contacto íntimo con ellos, antes que algo desconocido se propague como una peste.
Queda poco tiempo
Un grupo de soldados con trajes especiales para evitar todo contacto con el huésped que contenía el cuerpo de Anderson, ingresaron al hogar de este por sorpresa.
Por lo sucedido con los otros astronautas, sabían que no era presa fácil. Desarrollaron una fuerza extraordinaria y sus extremidades eran capaces de cambiar de forma y ser usadas como lo haría un pulpo con sus brazos. Pero estas criaturas tenían otra sorpresa más, hileras de dientes ocultos y filosos descendían del paladar, facilitandoles arrancar de un bocado cualquier cosa que estuviera al alcance de sus fauces.
En la planta baja que se encontraba a oscuras, no detectaron señales del matrimonio, así que subieron sin hacer ruido por las escaleras e ingresaron al dormitorio. Encontraron a Sara llorando desconsolada en la cama. Esta se sobresaltó al ver el equipo de asalto y comenzó a gritar sin saber qué sucedía. Luego de calmarse pudo contar que Victor no estaba en la casa. Sin decir nada ni mostrar algún tipo de sentimientos, se vistió y salió a la calle luego que Sara le confesara que mientras él estaba de viaje, descubrió en un estudio médico de rutina que era infértil.
La peor de las pesadillas se cernía sobre el equipo de recuperación. Anderson como un animal en celo, salió a buscar hembras. Podía estar en cualquier lugar de la ciudad y con más de una mujer.
La cazeria
El Teniente Philips era el responsable de la operación, debía hallar de forma inmediata a Anderson y no tenía idea por dónde comenzar. Se comunicó con la Dra. Raven para encontrar alguna pista que pudiera orientarlo. Pero lo que salió de los labios de la doctora no lo tranquilizó. Ella dijo. —No está detrás de una persona infectada, es un depredador que completará su evolución en unas horas.
Mientras tanto en un bar de la ciudad, a Victor le va de maravilla. Apenas lo reconocen por sus proezas en el espacio, se gana toda la atención femenina. Esto molestó a algunos hombres que lanzaron comentarios maliciosos, hasta que el más ebrio dijo en tono desafiante. —¡Hey niño explorador! Porque no te largas de aquí.
La Dra Raven también le confirmó al Tte. Philips, que los otros astronautas debieron ser ejecutados para poder cazarlos, pero si queríamos saber qué pasó allí arriba, era imprescindible intentar atrapar a Anderson con vida.
Segundos después, uno de los hombres del equipo le informó a Philips. —Tenemos el objetivo. A diez calles de aquí, en una pelea en un bar, un tipo le arrancó el brazo a otro de un mordisco. No creo que haya muchas personas que puedan hacer eso.
Partieron sin perder tiempo rumbo al bar. La policía ya había llegado y pudieron salvarle la vida al ebrio que peleó con Anderson.
Este intentó esconderse en el baño junto con una de las mujeres con la que estaba conversando, pero pudo liberarse a tiempo. Ahora está solo acorralado por la policía y el equipo de recuperación que llegaba en ese momento.
El secreto revelado
Por medio de una grabación de las cámaras de seguridad del bar, Philips y su equipo, pudieron presenciar cómo fue la sangrienta pelea. —Muy bien caballeros. —dijo Phillips, —El señor Anderson es rápido y mortal. Intentaré hablar con él y razonar. Pero si las cosas se salen de control tienen mi autorización para partirlo a tiros a ese desgraciado.
A una distancia prudencial, el teniente intentó hacer contacto con Anderson, mientras el resto del equipo apuntó sus armas a la oscuridad del interior del baño.
—Victor, ¿puedes escucharme?. Soy el Tte. Philips, debo llevarte al hospital para curarte. ¿Conoces a la Dra Raven?, ella estará a cargo de ti. —Gotas de sudor brotaban de la frente del teniente y no podía ocultar su preocupación a que la situación se complique. Pasaron un par de segundo sin respuesta, hasta que se oyó una voz ronca, cavernosa, como si hubiera perdido su humanidad.
—Ya no soy Victor Anderson, el héroe, el astronauta que todos amaban. —y agregó más pausado, como si estuviera cansado de luchar consigo mismo. —No pierda tiempo, eliminame antes que olvide el último vestigio de mi. Dígale a Sara que Víctor la amó sin importar nada.
Philips chasqueó sus labios al confirmar que un previsible final de muerte tenía entre sus manos, pero aún le faltaba descubrir que había sucedido en el espacio, e hizo la pregunta.
—Victor, entiendo que ya no te importe nada, pero aun puedes hacer algo por Sara y por quienes alguna vez amaste. ¿Qué sucedió en el viaje? Ayúdame a entender que paso.
Victor se tomó unos intensos segundos de silencio. Nadie podía adivinar que haría, sin embargo, comenzó su relato.
—Descubrimos que tenemos vecinos, y sus planes no nos incluyen. Al menos como conocemos la vida aquí en la Tierra.
La ejecución
—Antes de iniciar la vuelta, se presentó un ser que decía llamarse Simón. Tenía un aspecto antropomorfo, su piel era como la de un pez. Tenía algo que no me gustaba, pero no le di importancia, pensé que sería el miedo a lo desconocido, después los hechos confirmaron que no estaba equivocado. —comenzó relatando Victor sentado en un rincón del pequeño baño del bar.
Philips del otro lado de la puerta, podía escucharlo pero no verlo. —Continúa por favor, ¿qué sucedió luego?.
—El proyecto Ósmosis es un fracaso, no podíamos volver con vida. Nuestros cuerpos estaban enfermos y muy deteriorados. Simón aprovechó para ofrecernos un elixir, una segunda oportunidad. —La voz de Victor se iba tornando cada vez más grave y tenía dificultades para pronunciar las palabras. Philips, recordando lo que dijo la Dra. Raven, supuso que estaba presenciando su evolución a depredador.
—Me negué a tomar la sustancia negra y viscosa que nos entregó Simón, pero la tripulación la ingirió por miedo a morir. A pesar de mi esfuerzo por enviar un mensaje de advertencia a la Tierra y desviar la nave para no regresar, me detuvieron antes y me forzaron a introducir en mi cuerpo este horror que me está transformando. —Victor comenzó a toser y luego lanzó un bramido, como un animal listo para atacar.
El ruido metálico de los mecanismos de las armas del equipo militar, quebraron el momento de paz. Del interior del baño emergió una figura que ya no le quedaban rastros del humano que fue. Brazos similares a tentáculos se lanzaron sobre los hombres para cortarlos en pedazos, estos respondieron con todo el fuego que cargaban.
Desde la calle, pudo verse como el interior del bar se llenó de llamas escupidas por los rifles, un verdadero sol artificial fue creado durante segundos para dar fin a la aberración en que se había convertido Victor Anderson.
Ya están aquí
Al día siguiente, la Dra Raven fue a visitar al Tte. Philips y a sus hombres. Estos se encontraban en una sala especial para detectar si sufrieron algún tipo de contaminación con la entidad extraterrestre.
—Gracias teniente por arriesgar a todo el equipo para obtener la confesión de Anderson. —dijo la Dra. Raven con una sonrisa de satisfacción que duró solo un segundo en su cara.
—Deduzco que mucho no le gusto lo que escucho, o ¿me equivoco? — respondió Philips clavando sus ojos en los de Raven.
La Dra. Raven tomó aire, miró hacia arriba como tratando de buscar la mejor respuesta y dijo. —Ganamos la primera batalla. Creo que nuestros vecinos nos sorprenderán con algo nuevo muy pronto.
Philips sonrió y no pudo evitar darse cuenta que Raven era muy atractiva a pesar de estar cubierta por una bata y una mascarilla. Sin quitarle los ojos de encima le dijo. —¿Qué le parece si cuando salgo de aquí, vamos a cenar y discutimos las cientos de alternativas con la que podrían atacar la Tierra?.
Raven no pudo más que sonreír y perder un poco el equilibrio. La propuesta de Philips la tomó por sorpresa.